Ya era hora de volver a dedicar un poco de tiempo al huerto. Hoy he terminado de sacar las aguaturmas, he transplantado unas lechugas, he clareado las zanahorias moradas, he labrado y por último he sembrado unos cuantos tubérculos poco comunes, al menos por aquí.
Capuchina (Tropeaolum tuberosum), pequeño tubérculo andino, apto para el cultivo en suelos pobres, por lo que no es necesario el uso de fertilizantes. Es un repelente natural de insecto y nematodos, por lo que no precisa de ningún tipo de pesticida, cualidad esta que intentaré usar asociando este cultivo a otros.
Crosnes ( Stachys affinis), pequeño tubérculo de origen asiático que, al menos a mi, me recuerda a un gusano. Este es el tercer año que los tengo en el huerto, donde se han aclimatado bien. Tienen un sabor agradable parecido al de la aguaturma, pero con un ligero toque a fruto seco.
Yacón (Smallanthus sonchifolius), tubérculo andino de sabor dulce y textura crujiente. Estos tubérculos contienen un tipo de azúcar no digerible (inulina), que las hace aptas para el consumo por personas diabéticas. Esta planta produce dos tipos de tubérculo, los de la imagen de arriba son raíces de propagación, las que se destinan al consumo son las llamadas raíces de almacenamiento, mucho más grandes recordando en tamaño y forma a un boniato.
Ullucos (Ullucus tuberosus), pequeños tubérculos andinos de colores llamativos. Se consumen tanto sus tubérculos como sus hojas. Para su consumo hace falta cocerlos, con el fin de que pierdan su textura gomosa.
Un saludo.