Por fin está lloviendo, este ha sido uno de los inviernos más secos de los que recuerdo. Entre el frío y la falta de agua, el huerto ha estado algo parado. Hace unas semana que intento compensar la falta de lluvia con el riego, convirtiendo el huerto en un oasis verde en mitad del bosque. Al frescor del agua acuden todo tipo de pájaros, ardillas, zorros, el problema es que también acuden los jabalíes y lo que es peor un inmenso rebaño de cabras, que pasta en la finca con la que linda mi terreno y que ya en alguna ocasión han saltado el vallado.
Espero que estas lechugas romanas terminen en una ensalada.
Esto son los rábanos que he sembrado junto a las aguaturmas.
Y por último las patatas recién regadas (llueve sobre mojado). En unos días tendré de labrarlas a ver si consigo mantener a raya las ortigas.
Un saludo.