Ahora si, parece que ya está aquí el otoño, ayer recogí 45 litros en el pluviómetro y el huerto más que un huerto es un chortal. Con temperaturas de 13 grados a las 8 de la tarde, las hortalizas ya empiezan a sentir el cambio de estación, a excepción de los pimientos que no dejan de florecer, de dar fruto y que ya sobrepasan mi metro noventa de altura.
Con esta últimas lluvias han empezado a caerse al suelo los higos más maduros, haciendo las delicias de zorros y garduñas que se dan todas las noches un festín con la fruta caída. Es materialmente imposible comerse toda la producción de las cinco higueras, una blanca, dos brevales, una patona y una muñigal.