Este año que ahora termina ha sido el año internacional de la patata, merecido reconocimiento a una de mis hortalizas preferidas por ser el alimento básico más importante y popular en todo el mundo. En realidad, lo que se conoce como patata es apenas un fragmento de la diversidad genética de las más de 5.000 variedades que se siguen cultivando en los Andes.
A día de hoy, debido a la constante comercialización de nuevas variedades mejoradas para superar entre otros los múltiples problemas que plantean las plagas, las enfermedades de las plantas y las cosechas escasas, han caido en el olvido muchas variedades de patata con calidades y propiedades cuando menos interesantes.
Este es el caso de la patata morada que llamó en un principio mi atención por su color purpura intenso y su magnifico sabor. Por esto me he planteado para el próximo año cultivar este tipo de patata, aún a sabiendas de los inconvenientes que plantea este cultivo como pueden ser su baja producción.
A día de hoy, debido a la constante comercialización de nuevas variedades mejoradas para superar entre otros los múltiples problemas que plantean las plagas, las enfermedades de las plantas y las cosechas escasas, han caido en el olvido muchas variedades de patata con calidades y propiedades cuando menos interesantes.
Este es el caso de la patata morada que llamó en un principio mi atención por su color purpura intenso y su magnifico sabor. Por esto me he planteado para el próximo año cultivar este tipo de patata, aún a sabiendas de los inconvenientes que plantea este cultivo como pueden ser su baja producción.
De entre las más de 30 variedades de patata morada de las que he buscado información, me he decidido finalmente por la variedad "Blue Elisa" o también llamada "Blue Olivia" nombre éste que me gusta mucho más una vez traducido al español "Azul Oliva".
Así que mi objetivo como hortelano para el próximo año es el de producir unos 3.000 kilos de patata Azul Oliva. El tiempo me dirá si lo consigo o no.
