Alentado por las palabras de ánimo de mis amigos, este fin de semana empecé a sacar las patatas azules, y aún sabiendo que iba a ser un esfuerzo en vano, entre golpe y golpe de azadón me intentaba animar recordando las palabras del amigo Sócrate "Seguro que alguna habrá sana, por lo menos las más profundas". Pues nada de nada, prácticamente todas las patatas están dañadas por el hielo.